Un grupo de personajes, bastante desagradables, que viajan
en una caravana son secuestrados y metidos en unas instalaciones infernales
dónde servirán de carnaza para psicópatas. Si consiguen sobrevivir 12 horas les dejarán escapar… pero eso nunca
ha ocurrido.
Esta premisa, más propia de una película de acción, de hecho
es el argumento de “Perseguido” (The Running Man, 1987) de Arnold Schwarzenegger se convierte en manos
del director Rob Zombie en una sucesión de fases de videojuego que acaba
aburriendo a las ovejas.
Alguien debería decirle que crear algunos de los diálogos
más desagradables de la historia escupiendo mucha saliva a la cara no hace que
una peli de terror sea mejor. De hecho esa es una de las primeras sensaciones
que una tiene desde el inicio. ¿Que se habla mucho y no se dice nada!, que lo
que en Tarantino es casi un arte en manos de Zombie es un rollo intragable.
Por otro lado la película está fatalmente filmada, las
escenas de acción con los psicópatas son un maremágnum de movimientos de cámara
que tratan de disimular la ausencia total de una mínima coreografía de
movimientos, el objetivo es marearte y hacerte olvidar que si viésemos la
escena desde lejos daría risa ver como dos monigotes intentan golpearse sin
conseguirlo.
Los psicópatas deberían darnos miedo, pero son tan
apayasados, tan de manual de cine grotesco que dan risa o asco, pero jamás
consiguen infundir terror, de hecho, algunos dan un poco de pena y volviendo a
lo anterior… hablan mucho.
¡Pero coño, calla de una puta vez y mata a la víctima o no
la mates, pero deja ya de dar la paliza!
Rob Zombie es un maestro de los escenarios mugrientos, de
atmósferas truculentas en lugares asquerosos, pero eso no es suficiente si tus
personajes no importan ni lo más mínimo, de hecho alguna de las teóricas
víctimas es más horrible que los propios asesinos. Y es que el principal error
que comete es que no te puedes identificar con ningún personaje, no hay empatía con nadie,
te importa un bledo lo que les pase porque todos merecen morir. Es memorable el momento en que en plena apogeo de la trama, cuando sabemos que puede haber un asesino con motosierra tras cualquier puerta a una de las víctimas (una arrugadísima Megan Foster) se le ocurre dar un paseo y claro está le darán lo suyo.
Y si alguien va a sobrevivir también sabemos desde antes de comenzar la película quién va a ser la elegida. Su mujer en la vida real y musa de sus películas Sheri Moon Zombie, y creedme, esto no es un spoiler, esto se sabe desde siempre.
Y si alguien va a sobrevivir también sabemos desde antes de comenzar la película quién va a ser la elegida. Su mujer en la vida real y musa de sus películas Sheri Moon Zombie, y creedme, esto no es un spoiler, esto se sabe desde siempre.
De los supuestos “cerebros” de toda esta pesadilla, tres
viejas glorias vestidos de María Antonieta, con un Malcolm McDowell en uno de
sus papeles más ridículos (espero que el cheque mereciese la pena) es mejor no
hablar porque apenas aportan nada a la trama cuando no la frenan y te hacen
tomar conciencia de la ridiculez de la propuesta.
En resumen una película que prometía mucho, más aún cuando ves algunos de los diseños de lo que podría haber sido, pero que finalmente se queda en un ¡cuando se acaba esto!, aburrida y previsible.
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