Hay un debate sobre el uso de la publicidad en cine y televisión.
Las nuevas formas de anunciarse llevan a modelos manipuladores como el que una vez denuncié en este blog y que vi en la cadena Cuatro.
Pero está claro que posiblemente la mayor fuente de financiación de muchos productos audiovisuales es la publicidad, sin ella sencillamente no se producirían.
Y es cierto también que la gente ve menos publicidad gracias al uso del mando a distancia y a la cada vez mayor costumbre de descargar contenidos.
El futuro (yo creo) está en un uso cada vez mayor del product placement, aunque a veces su abuso llegue a ser insultante. Aún recuerdo la cocina del Dr. Nacho Martín (Emilio Aragón) o la de Arguiñano que son definición viva de este concepto.
No creo que haya una solución clara, más bien habrá una evolución a la que nos tendremos que ir acomodando nos guste o no.
Sin embargo aparecen algunas iniciativas que pueden indicar por dónde va a ir la financiación, en este caso de un buen corto.
Ruido, de Diego Postigo.
Una buena historia de desamor dónde la ginebra Seagram´s y los diseños de David Delfín tienen mucho que decir.
Al margen del tema publicitario, un corto en el que le quitas los actores conocidos y se queda absolutamente en nada.
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