La visión de Dracula 3D, de Darío Argento tenía en principio
un encanto especial. Darío Argento es un director un tanto especial, un maestro
del terror en general y del giallo en particular.
Pero es que además la película cuenta con la producción de Enrique
Cerezo, el presidente del Atlético de Madrid y con el añadido especial de que
el propio Cerezo sea también guionista
de la peli.
La historia de Drácula ya está muy vista, seamos sinceros,
hay cientos de versiones más o menos sangrientas y más o menos acertadas, por
tanto ¿qué habrán hecho Cerezo y Argento?.
La película roza (¡qué suave soy!) el terreno del absurdo
ridículo.
La historia no tiene ni el más mínimo interés, no por ya
conocida sino por lo mal narrada.
Los efectos 3D se limitan a ver alguna mosca revoloteando,
son totalmente irrelevantes.
Los efectos especiales son vergonzosos, hay alguna escena
sangrienta que no firmaría ni un alumno de instituto en su primer corto y las
transformaciones o muertes son de videojuego de marca blanca.
En cuanto a los actores, todos están allí porque no tenían
otra cosa que hacer y la crisis obliga.
Unax Ugalde (Harker) debió tener algún problema con los
productores pues empieza como protagonista y de pronto desaparece.
Sólo hay una vampira (no tres como es habitual) porque el
presupuesto debía ser mínimo, de paso se nos despelota (que la carne siempre
tiene audiencia) y luce una de las pelucas peor llevadas de la historia del
cine.
En cuanto al trabajo de los extras… es sencillamente
abominable. De hecho habría que llevar esta peli a las escuelas de cine para
enseñar que los extras deben pasar ante la cámara con normalidad, no uno detrás
de otro, en fila, con los brazos pegados al cuerpo, desfilando y mirando a
cámara.
La peli a pesar de su paternidad italo-española está en
inglés, supongo que para abrirse camino a un mayor mercado. La mayoría de los
textos están recitados como si se acabasen de memorizar e incluso hay errores
como cuando la vampira dice “I want to see you” cuando está hablando de Lucy y
lo que realmente debería haber dicho es “I want to see her”.
Si hay algo que se puede decir a su favor es el buen uso de
la decoloración de las imágenes y la elección de los escenarios que dan un
toque muy parecido al de las películas de los 70 con Paul Naschy o los
bodriazos italianos de aquellos mismos años.
En cuanto a la labor de Cerezo como guionista, espero que él
no estuviese detrás de ese momento glorioso en el que después de haber estado
en un pajar haciendo lo suyo, por supuesto mostrando carne a tope, una
pareja se tiene que separar, ella le pide al mozo que la acompañe a casa porque
tiene miedo y él la manda al carajo porque está casado. Entonces ella se va
sola y la ataca una lechuza que se transforma en el conde Drácula –no tenían un
murciélago a mano-.
O esa coherencia narrativa de que Drácula ataque a un montón
de tipos y los desmembre literalmente,
pero cuando lucha con Van Helsing (que es un triste y totalmente
destrozado Rutger Hauer) le mete montones de puñetazos con todas sus fuerzas y
no consigue hacerle más que algún rasguño.
Aquí Van Helsing ya llevaba una docena de leches |
En cuanto a la labor de Darío Argento como director… estoy
seguro de que ese nombre es un bluff, este no puede ser Darío Argento… y punto.
Drácula con una caries |
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