42.- Frantasmas

He ido a ver la obra teatral "Frantasmas".
Tengo que decir que tanto Xosé Lueiro, el director, cómo Fran Campos y Fran Ameixeiras, dos de los actores, e incluso José, el técnico, son grandes conocidos con los que he tenido la suerte de disfrutar y compartir vivencias en algún cortometraje.
Por tanto si de antemano alguien piensa que voy a hablar bien de la obra porque son colegas, ya lo digo yo. Son colegas. No por eso tendría que hablar bien de la obra, pero... voy a hablar bien ¿qué pasa?.

"Frantasmas" es una comedia alocada, una obra de humor absurdo plagada de referencias cinéfilas, efectos de luz y sonido, gags visuales y sobre todo un trabajo titánico de dirección e interpretación. De esto puedo dar testimonio porque les he visto planificar y ensayar durante más de un año.
Si partimos de la base de que una obra de humor se hace para que la gente se lo pase bien riendo, el objetivo está más que conseguido porque "Frantasmas" te hace reir. Y esto que puede parecer una perogrullada no me lo parece tanto porque creo que la mayoría de espectadores de cine o teatro estamos un poco hartos de ir a ver espectáculos dónde se nos prometen risas y dónde acabamos conformándonos con esbozar muecas de aprobación.
He escuchado algún comentario fácil sobre la ausencia de trama debido a lo absurdo de la misma, a mi me parece todo lo contrario hay un gran trabajo de guión o ¿alguien cree que los hermanos Marx salían a escena e improvisaban sin más?.
La inclusión de referencias cinéfilas ayudan y avivan al desarrollo de la trama.
El apartado técnico con sus juegos de luces y sonido brilla para dar calidad al conjunto además de propiciar algún gag de lo más divertido.
Pero dónde la obra arrasa y te gana es en el recital interpretativo de los "Fran". Sobre todo en la contención de sus personajes que fácilmente podrían desbocarse. En una obra de humor absurdo es fácil caer en la tentación de dejarse llevar por lo que el público pide, es fácil caer en la sobreinterpretación, en el lucimiento personal para alargar la risa fácil. Sin embargo una obra debe tener balance, equilibrio y se agradece que nadie se pase de la raya.
La obra te gana porque te das cuenta de que la hacen actores, buenos actores... y no simples chistosos.
Supongo que de eso tiene mucha culpa el director.